viernes, 25 de mayo de 2012

Día de la Educación Inicial, con un cuento para pequeñines.‏


1. La Educación Inicial 

en el Perú

La Educación Inicial como primer nivel del sistema educativo peruano data su existencia a partir de los años 70 del siglo anterior, oficialmente a partir del año 1972, cuando se la instituye en el marco del proceso de la Reforma de la Educación Peruana.

Sin embargo, en su devenir hay varios otros hitos notables que abarcan desde un poco antes del inicio del siglo XX, cuando Juana Alarco de Danmert, en 1896, funda la Sociedad Auxiliadora de la Infancia que incluía entre sus fines el establecimiento de centros educativos para niños de 0 a 7 años.

Elvira García y García, cofundadora de la citada Sociedad, establece en 1902 el primer kindergarten para niños de 2 a 8 años, anexo al Liceo Fanning para señoritas, inspirada en la doctrina y el ejemplo del pedagogo alemán Federico Froebel. Las hermanas Victoria y Emilia Barcia Boniffati al regresar de Europa crean en 1921, y en Iquitos, el Kindergarden Moderno.

Aproximadamente, diez años después, el 25 de mayo del año 1931 Victoria y Emilia Barcia Boniffati, son llamadas por el Presidente Augusto B. Leguía para fundar oficialmente el Primer Jardín de la Infancia en el Perú, dirigido a niños de 4 a 5 años de edad, fecha que se conmemora como el Día de la Educación Inicial en el Perú.
 

2. Primer Nivel
del Sistema Educativo

El primer Jardín de la Infancia funcionó en el Parque La Mar de Lima, con carácter público y gratuito, bajo el lema “Todo por amor, nada por la fuerza”, institución educativa que después ha pasado a ser el centro de aplicación del Instituto Nacional Superior Peruano de Educación Inicial, INSPEI, que funciona hasta la fecha en el distrito de San Miguel.

Pasó una década para establecerse, en 1939, la primera Escuela de Preparación para Maestras Jardineras de la Infancia y tres décadas para que funcione el Instituto Nacional de Especialización Infantil (1959), con el propósito de preparar maestras que trabajen en dichos centros, con el objetivo de: favorecer el proceso de socialización, formación de hábitos y el desarrollo de habilidades y destrezas que preparen al niño para su ingreso a la etapa escolar.

Ya en marzo de 1972 el gobierno militar y reformista de aquella época promulga la Ley General de Educación que considera a la Educación Inicial como el Primer Nivel del Sistema Educativo Peruano:

“...destinado a crear las condiciones indispensables para el desarrollo cabal de las potencialidades de los niños, fortaleciendo la necesaria acción familiar y comunitaria, complementándola cuando sea deficiente y supliéndola cuando falte”.
 

3. No se limita
a los aprestamientos

Esta nueva concepción corrige la inmediata anterior que visualizaba la Educación Inicial como antesala y preparación para la Educación Primaria.

De esta nueva iniciativa son propulsores Carlos Castillo Ríos y Walter Peñaloza Ramella, quienes elaboraron el proyecto innovador en el marco de la nueva concepción de la educación que conducían a nivel general los maestros Augusto Salazar Bondy y Emilio Barrantes Revoredo.

La estructura del nivel de la Educación Inicial recién concebido en aquella fecha es el de Cunas, para niños de 0 a 3 años de edad y Jardines de Niños para los infantes de 3 a 5 años.

Complementario a esto se consideran los Programas No Escolarizados, PRONOIs, dirigidos a padres de familia y comunidad.

La Educación Inicial pasa, de este modo, a tener su propia filosofía, sus fines autónomos, así como sus objetivos y metodologías específicos, contando además con sus propios fundamentos científicos y doctrinarios, sustentados principalmente en las investigaciones del biólogo y psicólogo suizo Jean Piaget, cuyos estudios esclarecieron las fases y características en la adquisición y construcción del conocimiento en niños y adolescentes.
 

4. Básicos 
y decisivos

No es el nivel de la Educación Inicial –así se lo reconoce en la Ley General de Educación, así se lo siente y así se lo vive– una antesala ni una preparación para la Educación Primaria, mucho menos se limita a los aprestamientos para la enseñanza en las diversas disciplinas del conocimiento; ella ha alcanzado a tener cabalmente una deontología propia, un ideario y un destino que la ennoblece y la hace genuina.

La Educación Inicial ya desde su institucionalización definió lúcidamente sus propios fines. Concordante con eso, es importante que la articulación con los primeros grados de la Educación Primaria no sea una presión o una imposición de esta última buscando que se adapte aquella a requerimientos y exigencias que no le son pertinentes.

Es bueno dedicar la mayor atención y desvelo a la educación en los primeros años de vida del niño puesto que ya está demostrado fehacientemente que las capacidades que se desarrollen y los aprendizajes que se construyan en este período son básicos y decisivos en lo que se refiere a la conformación de la sensibilidad, inteligencia, comportamiento y valores.
 

5. Ha de fundarse 
en los saberes y quereres

Si queremos construir desde el cimiento hasta la cumbrera, y no desde la teja airosa para después tratar de colocar la piedra fundamental que sostenga la casa, hay que atender lo que nos recomendaba desde hace ya más de 200 años Juan Jacobo Rousseau cuando decía que:

“El niño tenía derecho a ser entendido antes que ser educado”.

A lo que nosotros agregaríamos que a ellos les asiste, de igual modo, el derecho mayor e inaplazable: a ser comprendidos, amados y a ser felices.

La educación tiene que alcanzar una comprensión amplia tomando como base el ser integral del niño. Una visión cabal de lo que es educar es no reducir esta función a la mera adquisición de conocimientos sino a un desarrollo integral de la persona humana, dando debida atención a la psicomotricidad, al ámbito socioemocional e intelectual del educando.

Ha de fundarse en los saberes y quereres más íntimos y genuinos del niño, que se proyecta al padre, a la casa y al hogar; que reeduca a la familia, ligando además en ese cometido la actuación de otros sectores del acontecer social como son: salud, vivienda, comunicación, medio ambiente y otros.
 
 
6. En el fondo 
de su milagro

De este modo ha se fundarse en nuestro país la educación de la esperanza, de la entrega generosa, del anhelo de un destino superior para todos, donde se manifieste y florezca el canto a la vida, con la pujanza y vitalidad de un profesorado con dedicación y entusiasmo por su trabajo en el aula y, por proyección, a la comunidad en el ideal de instaurar una sociedad solidaria.

La clave de todo este accionar radica en el amor y en el compromiso que han de hacerse vigentes en la relación maestro niño, amor y compromiso que lo alientan y animan todo, fuerzas que todo lo integran, redimen y proveen de sentido.

Porque, así como en el vino, por más que mezclemos infinidad de veces el zumo de la vid y la miel que lo componen no obtendremos este producto si no se sigue el proceso de su decantación, así también en educación y en la vida, no alcanzaremos a dar el temblor, el pálpito ni el pulso primero y final que nos abra paso al sentir y al despertar, si no alentamos en el fondo de su milagro y prodigio el amor y el compromiso.
 

7. De manera indeleble
y definitiva

Para ello tenemos que volver a pensar en el espacio de la institución educativa en donde interactúan niños y maestras.

Los primeros con toda su expectativa y destino expuesto, y las docentes con todo su bagaje cultural, educativo y pedagógico así como con su mística y talento, quienes han de inquietarse por guiarlos y orientarlos por los caminos de la vida y no solo por el ámbito de los conocimientos.

Resulta crucial en tal sentido recapacitar sobre el aula y, sobre todo, verse actuar en ella para ahondar positiva y valiosamente en el destino del niño.

Porque es en al aula en donde se transforma la vida y la realidad y en donde estamos formando a las personas que guiarán los destinos de una sociedad.

Y esto deriva en mucho más sensible pensarlo que ocurra en la educación del niño en edad temprana, que es cuando él absorbe tales o cuales contenidos de manera indeleble y definitiva.
 

8. Espacio
de libertad

Por eso, siempre será satisfactorio que nuestras docentes muestren sensibilidad y preocupación por hacer que su labor tenga cada día mayor acierto y lucidez.

Y sea nítida la reflexión que esclarezca y conmueva, como la preocupación de una maestra por hacer que su trabajo se torne cada vez más significativo.

Y es interesante recorrer la dilucidación del aula de Educación Inicial como un espacio de búsqueda, de realización emocional, de expresión corporal, de indagación cognitiva y de integración del niño a una comunidad de personas que como él requieren ubicarse en la vida con seguridad y confianza.

Es sobresaliente aquí la concepción del aula de Educación Inicial como un espacio de interacción, libertad y creatividad que es el ideario que se postula en esta obra, deponiendo esquemas, prejuicios y rigideces, muchos de ellos revestidos de infalible autoridad.
 

9. Nobles hijos
y nobles ideas

Es importante en esta visión de la educación ubicar la formación del niño en el espacio del juego, de la recreación artística, de la comunicación en general, reivindicando el gesto, la caricia, la palabra, el abrazo.

Unos versos del poeta Yogonanda, encuentro de mucha significación y precisos para el contenido que hoy nos ocupa, cuando dice:

A través de estambres y pistilos
has creado tú las flores puras.
Y a través de mis padres y su unión
mi cuerpo has modelado con dulzura.
Así como tú eres el creador de todo bien
así lo somos nosotros también.
Enséñanos a crear, sagradamente
santamente, ya sea nobles hijos
o nobles ideas.

Proposición es esta que se alinea en el ser y el anhelo de una educación de la ternura, de la flor que presiente el fruto, del arroyo que se hace río, laguna o mar que concilie con el milagro de la vida, de su trascendencia y su intrínseca eternidad.
 

CUENTO
PARA
PEQUEÑINES

LA
PAJARITA

Danilo Sánchez Lihón

 
 
Erase una vez una pajarita que volaba, volaba y volaba por el cielo abierto, sereno y azul.

Era una mañana muy clara y tanto y tanto voló la pajarita que sus alas se cansaron.

Divisó una piedra y hacia ella bajó agitando sus alas y estiradas sus patitas.

La piedra estaba caliente y saltando de ardor se le ampollaron las patitas.

La pajarita revoloteando sobre la piedra le reprochó:

– ¡Piedra, piedra, piedra! ¿Por qué has quemado mis patitas?

La piedra alzando sus ojos azorados le dijo:

– ¡Ay, pajarita, pajarita, pajarita! ¿Qué puedo hacer si el sol con sus rayos dorados me calienta a mí?

La pajarita alzando el vuelo volando, volando y volando enrumbó hacia donde brillaba el sol. Ni muy cerca ni muy lejos le habló así:

– ¡Sol, sol, sol! ¿Por qué calientas con tus rayos ardorosos a la piedra y la piedra sin querer quema mis patitas?

El sol haciendo flotar sus cabellos rubios y abriendo y cerrando sus párpados de oro le dijo:

– ¡Ay, pajarita, pajarita, pajarita! ¡Son las nubes que en cualquier momento me ocultan, a veces me nublan jaspeando con sus vellones de lana mis ojos y a ratos me descubren, entonces caliento la piedra y la piedra quema tus patitas!

La pajarita batiendo sus alas se dirigió a las nubes y posada en una de ellas, les habló así:

– ¡Nubes, nubes, nubes! ¿Por qué a momentos ocultan al sol, a veces lo nublan y a tatos lo descubren, el sol calienta la piedra y la piedra quema mis patitas?

Las nubes haciendo flotar por el aire sus bufandas blancas le respondieron:

– ¡Ay, pajarita, pajarita, pajarita! ¡Es el viento que nos arrastra por aquí y por allá, y así ocultamos, nublamos o descubrimos al sol, el sol calienta la piedra y la piedra quema tus patitas!

La pajarita miró al viento a lo lejos y se fue volando, volando, volando y subida en uno de sus rulos flotantes les habló así:

– ¡Viento, viento, viento! ¿Por qué arrastran las nubes, las nubes ocultan, nublan o descubren al sol, el sol calienta la piedra y la piedra quema mis patitas?

El viento recogiendo una punta de su poncho le dijo:

– ¡Sube pajarita! Vamos a dar un paseo y después le diremos a las nubes, al sol y a la  piedra que tengan cuidado y no quemen tus patitas. ¡Sube, pajarita!

Y la pajarita ahora feliz en las alas del viento recorre el mundo.
 
 
 
El texto
"La educación inicial en el Perú"
que puede ser reproducido
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El cuento "La pajarita" no puede
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